sábado, 28 de noviembre de 2015

La Manzana, la Migala y el Paranoíco

Estos son unos tres cortos que realicé durante mi actividad académica.



La manzana

Esta fruta ondulada, origen de los pecados, tan rojo como la sangre, tan apetitoso como la carne. ¿Será porque soy amante de la manzana? De sus lindas curvas emana olor, un olor a delicia proveniente de la antigüedad. Oh, manzana, ya sabemos la razón porque la que Adam y Eva pecaron. De esa tentadora delicia es imposible escapar. Pero al momento de probarlo, su jugosidad cae en un tu cuello, dándote el perfume natural. Pero eso es lo de menos, porque el sabor es lo mejor. Tan jugosa y sabrosa, un placer gustativo, que incluso la sentimos al crujir.



La Migala.

Soy una migala.
Vivo entre los escombros y la oscuridad. Quisiera salir peo cada vez que salgo me atacan. ¿Por qué será? Me miré al espejo en una ocasión, cuando me mudaba a mi nuevo hogar. Me di cuenta de que soy horrendo, pero al fin y al cabo lo de adentro es lo que importa; así lo escuche de los temerosos humanos. Solo quiero hablar y compartir mis redes. Apuesto que serían de gran utilidad. Cuando me atacan tengo que defenderme, no es mi culpa, pero de todos modos, perdónenme. Espero que algún día sea de utilidad, y entablar una relación de amistad. Mientras tantos, seguiré tejiendo en la oscuridad.

El paranoíco

Como cualquier día, caminaba Jim por el campus del Intec. De pronto, corre hacia un lado y se agacha. Pensó que un árbol le iba a caer encima, así que se quedó ahí por media hora. Como vio que no pasaba nada, se arriesgó y se fue corriendo. Al llegar a clase, tomó su examen y al parecer le fue perfectamente bien, pero tuvo miedo de que se le rompiera la hoja cuando se la llevase al profesor. Así que entro la hoja en la mochila como un tesoro se tratase y luego se la entregó al profesor con mucho cuidado. Claramente el profesor se extrañó. Jim, al salir de clases, caminó en un pasillo lleno de ventanas. Corrió porque pensó que se romperían y le cortarían. Al fin llegó a la calle, aunque se puso atrás de un poste por si un auto se saldría de la clase y lo atropellara. Finalmente sus padres le recogieron, aunque con temor de un accidente. Llegó a su casa, se encerró en su habitación y durmió debajo de la cama, por si el techo se caía.





Libros digitales versus libros impresos.

Ya en la era actual, los libros han cambiado radicalmente gracias a la tecnología. Podemos leer libros en nuestro dispositivo portátil, y no solo eso, sino tener ilimitados libros en el mismo. Pero los de la vieja escuela, a pesar de la facilidad que nos da la tecnología, prefieren los libros impresos. En mi ámbito profesional, personalmente defenderé los libros impresos.

Los libros impresos a pesar de que a veces son difíciles de transportar y tener sumo cuidado por lo delicado, tienen una magia en sí. Sientes de verdad que leíste un libro cuando cierras el mismo y contemplas la parte de atrás, como signo de triunfo. En los libros digitales no sucede esto. Además, los libros digitales es un poco más difícil de leer. ¿Por qué? Porque las luces de los dispositivos molestan después de un largo rato. Lo más placentero es leer un libro impreso y estar cómodo de leer el tiempo que desees. También, al toca las letras para seguirlas, se le hace difícil a los dispositivos, ya que si pulsas activaras varias opciones y se te será imposible leer tranquilo. En los libros impresos, puedes manosearlos cuanto desees.
Según la revista Diners, con los libres digitales se retiene menos la información, gracias a un estudio publicado en USA Today. También, que estos libros electrónicos afectan el sueño, gracias a los emisores de luz.


En conclusión, los libros físicos aun no le han podido ganar a los electrónicos, gracias a las ventajas que contiene a pesar de sus indirectas.